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lunes, 27 de abril de 2015

¿Qué está pasando en Konami?

¿Por qué Konami permite la marcha de Kojima y cancela Silent Hills? ¿Ha perdido el norte la compañía japonesa o hay razones económicas?
¿Qué está pasando en Konami?
Si no es por una cosa es por otra, pero desde hace semanas las polémicas de Konami no dejan de ocupar portadas en la prensa del videojuego. Hoy se ha confirmado (primero extraoficialmente, por boca deGuillermo del Toro; después la propia compañía en un comunicado a Kotaku) que el Silent Hills en proyecto con el cineasta mexicano e Hideo Kojima se cancela. La semana pasada fue la bronca por el parecido (tan innegable como casual) entre un personaje de MGS V y el doctor Sergio Canavero.
La primera noticia de esta preocupante racha fue el divorcio entre Kojima y la compañía, historia que aunque aún no se ha cerrado apunta a un final triste con Kojima fuera de la que ha sido su casa durante dos décadas. Muchos jugones están convencidos de que la marcha del diseñador japonés es un varapalo del que la distribuidora no podrá recuperarse, y es fácil pensar que Konami ha perdido el norte o que está en decadencia con respecto a su glorioso pasado en el mundo de los videojuegos. Sin embargo, analizando esta situación con calma uno se encuentra con datos que sugieren que no hay nada de irracional en el comportamiento de la compañía. Si pensamos en economía, y no en videojuegos, todo parece tener más sentido.
Para empezar, conviene entender que Konami a estas alturas no es una distribuidora de videojuegos, sino una gran multinacional que posee muchas empresas subsidiarias y participaciones en negocios de tipos muy diversos. El ocio interactivo sigue siendo la más importante de sus divisiones, pero no es la única: Konami lleva desde los 90 diversificando su negocio, que a estas alturas incluye desde la gestión de gimnasios y aparatos de fitness, producción y distribución de máquinas para casinos y sistemas de gestión de casas de juegos, fabricación y gestión de máquinas pachinko, además de participar en negocios hoteleros, gestión de derechos de propiedad intelectual de música, series de televisión y hasta una compañía japonesa de telecomunicaciones.
Según sus resultados financieros del año pasado, más o menos el 50 % de los ingresos de Konami vinieron del ocio digital. Si miramos más al detalle esas cifras vemos que el año pasado un tercio de esa cantidad vino de la franquicia Metal Gear. Es decir: Metal Gear supuso en 2014 una sexta parte de los ingresos de Konami. Y eso en un año en el que la saga sólo lanzó un título menor como Ground Zeroes; imaginemos lo que puede llegar a suponer un título mayor como The Phantom Pain.
Esto es opinión, no información, pero todo apunta a que el conflicto entre el diseñador japonés y su compañía de siempre nace de un interés de Konami por controlar al 100 % uno de sus activos más importantes. Así lo han reconocido, en cierta forma, al asegurar que el cierre de Kojima Productions se debe a una "centralización" de su estructura: a la compañía le interesa tener bien controladas sus propiedades intelectuales más importantes. Hideo Kojima ha sido importante durante mucho tiempo para Konami; pero está claro la franquicia MGS lo es muchísimo más. Imaginemos lo que pensaban en Konami cada vez que Kojima ha dicho que quería terminar con la saga: lo raro es que la tensión no haya estallado antes.
Nadie puede dudar del talento de Kojima, pero a los accionistas de una multinacional les importa bien poco. A estas alturas la diversificación de negocio de Konami ayuda a que a la compañía no le interese demasiado innovar. El sector del videojuego les ofrece una base de ingresos sólida y estable; desde el punto de vista de un inversor es mucho más inteligente una estrategia conservadora, con retornos económicos seguros y bajo riesgo, que permita ser más agresivo en el resto de áreas de negocio que están en expansión. Para un accionista no tendría ningún sentido poner el broche a una franquicia de tanto éxito por una decisión creativa. Si tuviera que apostar, diría que la marcha de Kojima se debe a la diferencia de opiniones sobre qué hacer con la saga; en Konami habrán pensado que es más fácil encontrar otro director creativo que lograr que una nueva IP tenga tanto éxito como MGS.
¿Cómo encaja la cancelación de Silent Hills en esta teoría? Aquí faltan muchos detalles por conocer: no dejaba de ser un proyecto muy personal de Kojima y Del Toro, y quizá el trato entre las partes estipulara que Kojima debía estar al frente del proyecto. Rota la relación, tal vez Konami prefiera no invertir en un desarrollo que no va a poder controlar. Otra posibilidad es que saliera más barato empezar desde cero que hacer la transición a otro equipo de trabajo... La franquicia Silent Hill no tiene tanto peso económico como Metal Gear Solid, por lo que la estrategia conservadora más lógica desde un punto de vista económico sería minimizar riesgos y asumir el cierre ahora que el proyecto está en una fase temprana.
Todo esto es hablar de economía, no de desarrollo de videojuegos.Las decisiones tomadas por ejecutivos que tienen que rendir cuentas ante accionistas no tienen por qué tomar en consideración qué es mejor para tal o cual juego desde un punto de vista puramente creativo, ni con lo que fue Konami (y ya no es) para el mundo del videojuego. Salvo por el trabajo de Kojima, hace ya tiempo que la multinacional japonesa está instalada en la intrascendencia desde un punto de vista creativo. Pero su negocio sigue siendo rentable, y al final de cada año las cuentas salen. El tiempo dirá si las últimas decisiones de Konami son acertadas o no.

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